Descripción
Lavadero y Abrevadero
Anexos a la Fuente Vieja se sitúan el Lavadero Municipal de Sádaba y el viejo abrevadero. Los lavaderos somos un tipo de instalaciones municipales que se convirtieron en los lugares más deseados y concurridos de cada población. Tener un lavadero dentro del municipio suponía no tener que desplazarse al curso de agua corriente más cercano y tener que lavar en sus orillas, hecho que resultaba muy duro y penoso. Nos convertimos así en uno de los elementos más importantes del patrimonio etnográfico del mundo rural. Muy cerca se encuentra el antiguo abrevadero, uno de los más grandes de la comarca, que forma un magnífico conjunto con mis instalaciones y la Fuente Vieja. Los tres formamos un conjunto que tiene como denominador común el agua, elemento principal que nos nutre y da vida a este bello paraje de la villa de Sádaba. Juntos nos convertimos en lugar de encuentro, donde los vecinos acudían a lavar su ropa, dar de beber a las reses y caballerías tras una dura jornada o simplemente a coger agua potable; un lugar donde encontrarse, conversar y, de vez en cuando, cuando un viajero llegaba a la villa, recibir nuevas de las localidades vecinas o incluso, más allá de las fronteras de la comarca. Durante años estuvimos soterrados bajo una gruesa capa de tierra, con la que nos cubrieron en los años 70 para ampliar una calle. La fuerte avenida del río Riguel en 2012 causó graves destrozos en todo el municipio, incluidas las escuelas, que se encuentran muy cerquita nuestro. Tras esta tragedia, las obras de restauración se centraron en rehabilitar el entorno y devolvernos nuestro aspecto original. Gracias a ello, ahora lucimos como en nuestros mejores tiempos. Si aguzas el oído aún se puede escuchar el sonido del agua, las manos enjabonadas restregando la ropa y las voces de las animadas conversaciones entre los vecinos.
I am located next to the Fuente Vieja, I am the Lavadero Municipal de Sádaba (Municipal Washing place of Sádaba). The laundries are a type of town facility that became the most desired and crowded place in each town. Having a washing place within the municipality meant not having to travel to the nearest running watercourse and having to wash on its banks, which was both tricky and painful. We thus become one of the most important elements of the ethnographic heritage of the rural world. I then also became a meeting place where neighbors came to wash their clothes and also to talk. For years I was buried under a thick layer of earth, with which I was covered in the 1970s to widen a street. The heavy flooding of the Río Riguel in 2012 caused serious damage to the entire municipality, including the schools, which are very close to me. After this tragedy, the restoration work focused on rehabilitating the surroundings and restoring me to my original appearance. Thanks to this, I now look like I did on my best days. If you listen carefully, you can still hear the sound of water, soapy hands scrubbing clothes, and the voices of lively conversations between neighbors.
Je suis le Lavadero Municipal de Sádaba, rattaché à la Fuente Vieja. Nous, les lavoirs, étions des installations municipales très recherchées et fréquentées dans chaque village. À l’époque, le lavoir communal était synonyme de confort, car les habitants n’avaient alors pas à se déplacer jusqu’au cours d’eau pour laver leur linge sur les berges, ce qui pouvait être pénible. Les lavoirs sont alors devenus l’un des éléments les plus importants du patrimoine ethnographique du monde rural. Tout comme la source, j’étais aussi un lieu de rencontre, où les voisins venaient échanger. Pendant des années, j’ai été enterré sous une épaisse couche de terre, dont on m’a recouvert dans les années 70 pour élargir une rue. La forte crue de la rivière Riguel en 2012 a causé de sérieux dégâts dans toute la commune, y compris les écoles autour de moi. Après ce drame, les travaux se sont concentrés sur la réhabilitation des alentours et sur le restauration de mon aspect d’origine. Grâce à cela, j’ai retrouvé l’apparence de mes meilleurs jours. Si l’on tend l’oreille, on peut encore entendre le bruit de l’eau qui s’écoule, les mains savonneuses qui frottent les vêtements et les voix des conversations animées entre les voisins.