Comarca de las Cinco Villas – Turismo

La comarca zaragozana de las Cinco Villas ha sido un territorio íntimamente ligado a este vital elemento. Detrás de estos parajes naturales, en la mayoría de los casos, se encuentra la interacción del hombre con el medio. Desde los vestigios de azudes y presas romanas como es el caso de los humedales de Valdelafuén o la Bueta (Sádaba), pasando por la habilidosa gestión hidráulica de la cultura hispanomusulmana, hasta la época moderna como la Estanca de Castiliscar (creada por el arquitecto Juan de Landerri en 1580), y las grandes obras del siglo XX ligadas al Instituto Nacional de Colonización, la Confederación Hidrográfica del Ebro o la Comunidad de Regantes del Canal de Bardenas salpicado por embalses, estancas y lagunas, relevantes refugios de la biodiversidad (avifauna) y espacios ideales para articular toda una oferta relacionada con: observación ornitológica, deportes náuticos, pesca deportiva, rutas senderistas y de bicicleta que recorren sus entornos.

La comarca zaragozana de las Cinco Villas ha sido un territorio íntimamente ligado a este vital elemento. Detrás de estos parajes naturales, en la mayoría de los casos, se encuentra la interacción del hombre con el medio. Desde los vestigios de azudes y presas romanas como es el caso de los humedales de Valdelafuén o la Bueta (Sádaba), pasando por la habilidosa gestión hidráulica de la cultura hispanomusulmana, hasta la época moderna como la Estanca de Castiliscar (creada por el arquitecto Juan de Landerri en 1580), y las grandes obras del siglo XX ligadas al Instituto Nacional de Colonización, la Confederación Hidrográfica del Ebro o la Comunidad de Regantes del Canal de Bardenas salpicado por embalses, estancas y lagunas, relevantes refugios de la biodiversidad (avifauna) y espacios ideales para articular toda una oferta relacionada con: observación ornitológica, deportes náuticos, pesca deportiva, rutas senderistas y de bicicleta que recorren sus entornos.

LEYENDA

Espacio Natural Protegido

Pesca Deportiva

Pesca Prohibida

Deportes Náuticos

Deportes Náuticos Prohibidos

Observación de Aves

Rutas Senderistas

BTT en su Entorno

Área Recreativa

Restaurante

Camping

Monumento

Lugar pintoresco

Camino de
Santiago

Espacio Natural Protegido

Pesca Deportiva

Pesca Prohibida

Deportes Náuticos

Deportes Náuticos Prohibidos

Observación de Aves

Rutas Senderistas

Btt en su Entorno

Área Recreativa

Restaurante

Camping

Monumento

Lugar Pintoresco

Camino de Santiago

Embalse de Yesa (Urriés)

Este gran embalse recibe su nombre del municipio navarro de Yesa donde se ubica la presa, aunque el resto de superficie de agua embalsada se extiende por tierras aragonesas de municipios de las Comarcas de las Cinco Villas (Zaragoza) y La Jacetania (Huesca). El embalse de Yesa es la pieza fundamental de toda la red hidráulica del Canal de Bardenas ya que sin él sería imposible lograr un caudal regular durante todo el año.

Estanca de Castiliscar (Castiliscar)

La estanca de Castiliscar es uno de los paisajes culturales de mayor relevancia de la comarca de las Cinco Villas al integrarse en un solo lugar patrimonio hidráulico y un espacio natural de gran belleza e interés por su biodiversidad. A finales del siglo XVI, el municipio decidió emprender las obras de creación de esta estanca.

Embalse de Anás (Uncastillo)

Este embalse acumula las aguas procedentes de los barrancos que descienden de la Sierra Selva, que sirve de separación natural entre Navarra y la provincia de Zaragoza en este punto de la comarca de las Cinco Villas.

Las aguas de escorrentía natural del barranco de las Anás se ven enriquecidas además por los aportes de otros barrancos que desembocan en él, como el de los Gallegos o el de Valdelaviña. Para su aprovechamiento para el abastecimiento de agua a la localidad de Uncastillo, se represaron estas aguas en este pequeño embalse.

Estanca de Bueta (Sádaba)

La mayoría de los humedales de las Cinco Villas tienen su origen en la ¡intervención del hombre en el paisaje.

En el caso de esta estanca, cuenta con una presa entre cuyos sillares seguramente se encuentra alguno de época romana. Además su topónimo ya aparece en documentación del siglo XV, lo que permite concluir que su adecuación como estanca de  provechamiento hidráulico es anterior al vecino embalse de Valdelafuén cuya forma  actual nace de un proyecto de 1882.

Embalse de Valdelafuén (Sádaba)

El embalse de Valdelafuén, junto a otros humedales como el Lagunazo de Moncayuelo, el Pantanico de El Vedado, la estanca de Bueta o la de Castiliscar, son una espacio natural protegido por la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA).

Un total de 416 hectáreas de llanura de la cuenca del río Arba, de los términos municipales de Castiliscar, Ejea de los Caballeros, Layana, Sádaba y Uncastillo,  salpicada por pequeñas lagunas desarrolladas por la acción del hombre durante siglos, que hoy son un hábitat clave para un relevante para más de 300 especies diferentes.

Esta  zona protegida es un territorio clave en el cruce de rutas migratorias, de ahí que se puedan observar en primavera y verano las aves migratorias llegadas desde África,  mientras que en otoño e invierno hacen aquí su parada las aves procedentes del norte de Europa.

Pantanico de El Vedado (Sádaba)

El llamado popularmente como el pantanico de El Vedado es un pequeño embalse, regulado por acequias, cuya superficie de inundación se aproxima a las Il hectáreas. El origen de este humedal, como el del resto de los más relevantes de la comarca, tiene su origen en la intervención del hombre en el paisaje. Desde la época de los romanos, en lo que es hoy las Cinco Villas, se escogieron lugares idóneos en las llanuras para la adecuación de embalses para regar.

Embalse de San Bartolomé (Ejea de los Caballeros y Biota)

El embalse de San Bartolomé es el pantano de mayor tamaño de la comarca de las Cinco Villas. Como la mayoría de los humedales de la comarca el embalse tiene su origen en la intervención del hombre aprovechando una laguna endorreica, es decir, natural. Concretamente, su configuración se remonta al año 1876 cuando con los fondos procedentes de la Desamortización a la Iglesia y órdenes religiosas, se recreció la laguna natural aquí existente con una presa de tierra simplemente. En 1908, debido a problemas de filtraciones, se hicieron las primeras obras de reparación de la misma aunque su  solución final se dilató hasta el proyecto de 1930 cuando la Confederación Hidrográfica del Ebro propuso emplearlo como embalse lateral del Canal de Bárdenas. Se emprendieron así las tramitaciones, redacción de proyectos y las obras que se prolongaron hasta 1942.

Lagunazo de Moncayuelo (Ejea de los Caballeros)

El origen de este humedal, como el de la mayoría de la comarca, tiene su origen en la intervención del hombre en el paisaje. En el caso del lagunazo de Moncayuelo data de principios de los años sesenta del siglo XX cuando el Instituto de Colonización Agraria construyó una laguna artificial, sobre una pequeña laguna natural ya existente, para destinarla a almacenar agua para regadío procedente de la acequia de Cascajos.

Embalse de Ardisa (Ardisa)
El embalse de Ardisa es el embalse más al sur del curso del río Gállego. Desde su nacimiento en el Pirineo, las aguas de este afluente del río Ebro son reguladas por otros tres embalses: el de Lanuza, el de Búbal y el de La Peña hasta llegar a este último espacio regulado. El río Gállego es un río fronterizo. Lo es en su nacimiento donde se cruzan las fronteras de España y Francia y también marca la frontera en esta zona de la provincia de Zaragoza separándola de la de Huesca. De hecho, la carretera habilitada en la presa del embalse permite cruzar de una provincia a otra conectándolas. Esta conexión geográfica también es compartida en el ámbito hidráulico ya que desde la presa de Ardisa se desvía caudal al Embalse de La Sotonera por medio del Canal del Gállego.
Embalse de El Bolaso (Ejea de los Caballeros)

Como en otros muchos casos de embalses y estancas de la Comarca de las Cinco Villas, sus orígenes se remontan siglos atrás cuando la ¡interacción humana aumentó la capacidad de lagunas naturales – también llamadas endorrelcas – existentes en determinados lugares del territorio. En el caso de El Bolaso, su construcción data del siglo XVI! pero su aspecto actual responde a los recrecimientos llevados a cabo en los años 1949 y 2000 con el fin de ampliar su capacidad hasta 1 hm.

Estanca de El Sabinar (Ejea de los Caballeros)

El humedal de El Sabinar ocupa una pequeña zona llana del valle del río Rigel, junto a las planas que descienden del desierto de Las Bárdenas. Como en otros muchos casos de la Comarca de las Cinco Villas, el resultado final de sus estancas, embalses y lagunas son la mezcla de la existencia previa de una laguna endorreica, es decir, natural, que ha sido intervenida por la acción humana para aumentar su capacidad.

En el caso de El Sabinar, era necesario en esta zona la retención de aguas para ser usadas en los cultivos de arroz circundantes. De esta manera las aguas que aquí se acumulaban y que llegaban del Pirineo a través de la escorrentía natural y el río Riguel podían ser almacenadas y reguladas para el riego.

Embalse de Las Pedrosas (Las Pedrosas)

En este lugar, a los pies de la Sierra de Luna, se construyó un embalse a mediados del siglo XX para acumular agua destinada al abastecimiento de Las Pedrosas. El vaso del embalse se llena gracias al agua de lluvia y los caudales naturales que bajan de la cercana sierra a través de los barrancos como los del Pueblo, de Varella de Bosque, de Varella de Herrero, de Varella Navajas o el de Braulio.

Acueducto de Las Trabas (Tauste)

La exhibición en la entrada del museo ofrece una visión panorámica de Castiliscar, resaltando sus rasgos distintivos para brindar a los visitantes una rápida comprensión del municipio. En un esfuerzo por profundizar en la relación entre Castiliscar y la Orden de San Juan de Jerusalén, el Ayuntamiento está desarrollando una red de voluntarios capacitados para realizar visitas guiadas en el museo. La muestra se enfoca en la singularidad de Castiliscar como una villa fronteriza con un rico patrimonio cultural, su conexión con los orígenes del cristianismo a través de un sarcófago paleocristiano, su historia como castillo fronterizo y su prolongada relación con la Orden de San Juan de Jerusalén.

Estanca de El Gancho (Ejea de los Caballeros)
Formada por un azud que represa las aguas del río Arba de Biel, tiene un gran valor medioambiental por su flora, variedad de especies de peces y aves acuáticas. En sus 45 hectáreas encuentras más de 55 especies diferentes (chopos, abedules, tamarindos, tullas, prunas…), gran variedad de aves acuáticas en las invernadas (anátidas, garzas…) y gran cantidad de percas, madrillas, carpas… que se encuentran en sus aguas. Desde su origen en el s. XVII, tiene como finalidad el riego de la vega del Gancho de 110 Has.; esta función, que todavía sigue siendo la principal, mejorada con la instalación de muros de contención, un red de riego y drenaje y un sistema de gran capacidad que recoge agua de la misma y se ha ampliado a nuevas actividades de ocio y recreo para el disfrute de los ciudadanos. Gracias a el desarrollo del plan estratégico “Ciudad del Agua” cuenta en la actualidad con un paseo arbolado, espacios ajardinados con plantas autóctonas, observatorio de aves, carril bici, quioscos merenderos, plataformas para tomar el sol, pasarela con un tramo acuático, embarcadero, graderío sobre el agua, zona de juegos infantiles y una zona de aparcamiento; todo esto permite la realización de actividades de pesca, observación de aves, paseo, deporte y actividades lúdicas en general.