Responde a la concepción medieval de un pueblo, conforme te acercas, la imponente imagen de su iglesia de Santa María, del siglo XIII, arropada por las casas, denota la historia presente en las calles de esta localidad en la que vivieron nobles y señores, atestiguados en los escudos nobiliares que decoran algunas de las casas del casco urbano, como los de Casa Abadías o Gil, o los que hay en la plaza del Bagán, calle Mayor y San Román.
Del citado templo, hay que destacar su pureza de líneas, respondiendo a la concepción románica de su traza. En su interior, se conservan algunas piezas de gran interés, como el retablo de Nuestra Señora de Campo, que se atribuye a Martín de Soria, quien lo pintó en el 1471. Con esta misma advocación se erigió la ermita de estilo gótico-tardío (finales del siglo XV) que se conserva a las afueras del municipio.