Alfonso I el Batallador, (1073-1134), fue rey de Aragón y de Navarra (1104-1134) al morir su hermano sin descendencia. Se hizo llamar (1109-1134) “Rey y Emperador de Castilla, Toledo, Aragón, Pamplona, Sobrarbe y Ribagorza”. Sus primeros años los pasó en el monasterio de Sigena (Valle de Hecho). Siendo infante se formó en las tareas de gobierno como señor de Biel, Luna, Ardenes y Bailo.
En las Cinco Villas tuvo un papel importante al impulsar la reconquista de una buena parte del territorio. Ejea de los Caballeros, Tauste y Castejón de Valdejasa fueron los núcleos conquistados por este rey entorno al año 1105. Además, el nacimiento del Batallador está vinculado a la cincovillesa villa de Biel.
La Ruta del Batallador que en estas líneas proponemos, nos conduce a través de castillos, torreones e iglesias; edificios defensivos y religiosos que el monarca alzó en estas tierras desde finales del siglo XI hasta principios del XII, bajo el lema de restauración del cristianismo en una zona ocupada por musulmanes.
Esta ruta nos permitirá descubrir la posición estratégica de todos los edificios que la integran, ayudándonos a comprender así la importancia de la ubicación para una favorable defensa y comunicación entre localidades, un punto relevante para la supervivencia y la evolución, que durante años tuvo lugar en las Cinco Villas.
La ruta del Batallador empieza en la localidad de Biel ya que se cree que fue precisamente donde nació Alfonso I. El castillo de Biel está situado en lo alto de una formación rocosa donde también se distribuye la iglesia y el caserío de la localidad. Las primeras noticias del castillo son de la época de Sancho el Mayor. Fue a partir del 1071 cuando aparece citado como palacio del rey.
Actualmente el visitante puede acceder al interior de este edificio contactando con el ayuntamiento de Biel.
Desde Biel partimos hacia Luna por la A-1103, pasando por la localidad de El Frago, municipio relevante, testimonio de intensos episodios medievales de conquista y reconquista. El conjunto artístico-arquitectónico de esta población está compuesto por importantes joyas monumentales de visita obligada como pueden ser la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, y también el urbanismo medieval que configura la localidad y que está integrado por el peculiar trazado de sus calles, el caserío antiguo de piedra, el Arco Terrau y la judería.
Continuamos por esta carretera, y antes de llegar a Luna, desafiando el paso del tiempo, se levanta el torreón y la muralla del castillo de Villaverde; edificación datada del s.XIV.
La ruta continua, y la villa de Luna con los restos de su fortaleza en lo alto del municipio nos aguarda. Durante la Edad Media esta fortaleza fue el castillo más importante de su entorno, por su situación y envergadura. De esta fortaleza se conserva la iglesia románica de Santiago y la Torre del Reloj. La edificación defensiva perteneció a Alfonso I el Batallador a partir de 1107, y en siglos posteriores los miembros de los Luna ocuparon su puesto.
A dos kilómetros de esta localidad y accediendo por un camino rural se levanta, junto al despoblado núcleo de Óbano, el castillo del mismo nombre. Situado junto al río Arba, fue mandado construir por el rey Sancho Ramírez, junto al antiguo camino de Ejea de los Caballeros a Huesca, importante ruta comercial. Su torre, de 15 metros, es una de las más impresionantes de la zona.
Cerca del castillo de Óbano resurge, en un montículo rocoso, el castillo de Yéquera, datado de finales del s.XI, época en la que esta zona se estaba rehabitando gracias a las cartas de puebla que Alfonso I concedió a los límites territoriales para atraer nuevos pobladores.
Dejamos atrás Luna para llegar a Erla, localidad que alberga una interesante arquitectura civil, la casa natal del Tenor Aramburo, y diferentes casas de piedra de los siglos XV al XVII. En cuanto a la arquitectura militar, destacan el Torreón señorial de los López de Gurrea, el castillo de Paules y el Castillo de Santía.
Su iglesia parroquial dedicada a Santa María la Mayor, alberga retablos góticos hispano-flamencos del s.XV, uno de San Juan Bautista y otro de la Virgen de la Corona.
De Erla partimos hacia Ejea de los Caballeros para visitar el casco antiguo y monumentos de la localidad. Además de las iglesias-fortaleza románicas del Salvador y de Santa María de la Corona, mención especial merece en esta ruta la iglesia de la Virgen de la Oliva en la que, junto al altar, se encuentra gran lienzo dedicado a la batalla de Luchán en la que Alfonso I el Batallador conquistó definitivamente la villa a los musulmanes. En la iglesia-fortaleza del Salvador también podemos ver en la capilla de las Tres Avemarías un pequeño lienzo dedicado al mismo acontecimiento.
De Ejea de los Caballeros nos dirigimos hacia Castejón de Valdejasa para contemplar el castillo de Sora.
Antes de llegar al municipio y tomando un camino rural descubrimos sobre el monte Guarizo, dominando la extensa llanura, el importante castillo de Sora. Data del s.XIII y restaurado en el s.XVI. Cabe destacar que ya se tiene referencia de la existencia de esta edificación, en la reconquista de los árabes de la ciudad de Zaragoza en el año 1181, durante la cual, el rey Alfonso I el Batallador pasó por el castillo de Sora. El terreno donde se asienta el castillo es de propiedad particular y el acceso está restringido por la peligrosidad que supone debido a su estado de abandono. Aún así contemplar su silueta en la distancia nos sobrecogerá.
Esta edificación pone punto y final a esta ruta del Batallador, el personaje que tantas hazañas vivió y batallas libró en tierras cincovillesas.