Forma parte del Camino de Santiago aragonés en su vertiente del Camino Francés. Es una preciosa villa con historia, con caseríos como el antiguo palacio de peregrinos, hoy convertido en albergue turístico, que además ofrece al visitante las salinas románicas enclavadas en el barranco del mismo nombre.
Y la experiencia de contemplar un nevero medieval, que estuvo activo hasta el siglo XIX, aportando hielo para su uso cotidiano, desde el clásico elemento refrigerante de alimentos, pasando por su uso terapéutico, contra la fiebre, la inflamación o enfermedades como el cólera y la meningitis.