Durante más de mil años el pueblo judaico estuvo instalado en muchos puntos de la geografía aragonesa.
Así, cristianos, musulmanes y judíos, convivieron durante siglos en Cinco Villas, y en ella podemos descubrir hoy, sin aglomeraciones y en el estado más puro, el paso de las distintas culturas.
Esta ruta por las Juderías pretende realizar una aproximación al pasado sefardí de la comarca, a través de las diferentes aljamas que nacieron en esta tierra durante los siglos XI y XII.
La localidad de Tauste será el punto de partida de este viaje al pasado hebraico de la comarca. En las actuales calles de San Bartolomé, Pedro IV de Aragón y López Arbizu encontramos las huellas de los antiguos judíos que poblaron esta localidad antes de su expulsión en 1492. Paseando por este barrio el visitante puede observar la fachada del edificio que fue la sinagoga, junto a la pequeña ermita de San Bartolomé. Una casa adosada a ambos edificios ocupa el lugar que debía ser antiguamente el gallizo, mediante el cual se accedía a la sinagoga. Se cree que los seis arcos que se conservan aún en la fachada, más otros seis que han desaparecido, representaban las doce tribus de Israel.
Nos dirigimos hacia Ejea de los Caballeros, su barrio judío se localiza actualmente en el conocido Barrio de la Corona, uno de los núcleos judíos más importantes, con una población alrededor de los 300 habitantes, fue considerada la quinta Aljama de Aragón.
Actualmente se está realizando un proyecto de recuperación del casco, así como la reciente inauguración de la Espiral, espacio para el pensamiento y la cultura del Valle del Ebro.
Dejamos atrás Ejea, tomamos la A-125 y emprendemos nuestra ruta hacia Luna, por la A-1103. Localidad situada al pie de la sierra que les da el nombre, en la vega del río Arba de Biel, Luna goza de un urbanismo medieval que invita al visitante a viajar en el tiempo, con su plaza mayor porticada como elemento más emblemático, además del barrio judío con un espacio sefardí. Este barrio, centralizado en torno a las calles de Puyfranco y Codillo, es otro de los asentamientos hebraicos imprescindibles de la comarca, cuyos orígenes se remontan al siglo XII.
De Luna, continuamos por la misma carretera para llegar a El Frago. La huella del judaísmo también se deja notar en las callejuelas de esta localidad que, al igual que poblaciones vecinas, albergó población judaica en sus tierras, y hoy forma parte de esta ruta a través del pasado hebraico de Cinco Villas.
Nuestro próximo objetivo es la localidad de Biel, de parada obligada al albergar en su núcleo la que fue segunda aljama en importancia de la comarca cincovillesa, después de la de Ejea de los Caballeros. La judería de Biel está situada al norte de la población, la empezamos a descubrir cuando llegamos a la plaza baja y se extiende por la zona que hoy se conoce con el nombre del Barrio Verde. Tenía dos centros principales, el de carácter social y ocio, lo que podríamos describir como la zona comercial y, el espacio donde se celebraban días festivos, espacio que se correspondería actualmente con la plaza de la Caudevilla y, por otro lado, la zona reservada a la religión, situada en la calle Barrio Verde donde estaba ubicada la sinagoga.
Nos dirigimos ahora hacia la localidad de Luesia. El visitante puede pasear por el barrio judío que aún conserva, y además, descubrir la Casa Consistorial, del siglo XVI, así como palacios y casa señoriales del mismo siglo, que junto con las edificaciones románicas y el castillo fortaleza del siglo X, configuran una relevante joya arquitectónica y monumental.
Uncastillo centra ahora nuestra atención. Esta población conserva intacta su judería, que en un principio se ubicó en los alrededores de la peña Ayllón, asentamiento originario del castillo. Con el paso del tiempo, la población judía fue descendiendo por las callejuelas hasta asentarse y vertebrarse a través de calle Barrionuevo, quedando delimitado así mediante portales que se cerraban por la noche, o también durante el día en caso de peligro.
Paseando por las calles que configuran esta aljama no podemos pasar por alto un detalle curioso: la hendidura que hay tallada en la mayoría de las jambas de las puertas, espacio reservado para colocar el mezuzah que contenía el texto versificado de la semah; actualmente, en muchos edificios, vemos que ha sido sustituido por cruces.
El cementerio se encontraba a extramuros, sin que el cortejo fúnebre atravesara el barrio cristiano. Para ver los restos que quedan de este espacio de reposo, debemos atravesar el puente de Barrionuevo y llegar hasta el complejo deportivo del municipio.
Dejamos atrás Uncastillo y nos dirigimos al último municipio de la ruta, Sos del Rey Católico. El barrio judío es, en la actualidad, el Barrio Nuevo. Ubicado tras el Palacio de Sada, está integrado por una treintena de casas situadas en una zona alta de la villa que se mantienen prácticamente intactas, distribuidas en torno a la conocida plaza de la sartén y las calles Coliseo, Mentidero y la Luna.
La ruta sefarad por la comarca de las Cinco Villas concluye en esta localidad, después de haber recorrido una parte más de nuestra rica historia.